Ana Harcha Cortés (1976)

Ana Harcha escribe dramaturgia pensando en la teatralidad, en la escena, en la calle, en el cuerpo. Su escritura atiende a la performance e inclusive se expone como deudora de lo que no cabe en la palabra; su palabra es crítica, rabiosa, hilarante, ingeniosa. Es actriz (Pontificia Universidad Católica de Chile), directora teatral y artista interdisciplinaria; se dedica a la docencia y la investigación en la Universidad de Chile. Es Doctora en Teatro y Literatura Española, Latinoamericana y Portuguesa y Teoría Literaria (Universidad de Valencia). Como ha comentado en varias oportunidades, se formó como dramaturga en la Escuela de Teatro y al tomar talleres externos con maestros formadores. Cuenta con al menos trece trabajos de su autoría, entre textos teatrales y piezas escénicas, algunas de carácter colectivo (aquí nombramos algunos trabajos representativos).
Ana Harcha comienza a escribir a fines de los años noventa, y emerge junto a otros nuevas y nuevos dramaturgos que aparecen a comienzos de los años 2000, y como parte de una generación joven que ciertamente viene a instalar nuevas inquietudes en el teatro chileno. Su primera obra es Tango (1998), escrita mientras aún estudiaba y que ganó un concurso interno de su universidad. En varias ocasiones, escribe y también dirige sus creaciones, tendencia que comienzan a adoptar varios y varias teatristas en el momento. En 2002 estrena Kínder, coescrita y dirigida junto con Francisca Bernardi (1975) bajo el montaje de la compañía Niños Prodigio. Esta pieza, que adopta una perspectiva infantil para realizar una retrospectiva de la memoria histórica de la llamada generación de los hijos de la dictadura, obtiene el Premio Altazor 2003 a la Mejor Dramaturgia. Entre sus obras, también destaca Lulú (2003), en donde fluye el monólogo frenético y fragmentario de un personaje femenino, quien, entre otras cosas, deja entrever las imposturas que enfrentan las mujeres en la sociedad actual a partir de las reflexiones sobre el amor, la soledad, las parejas sexuales y la cocina. Lulú fue una de las 39 obras seleccionadas en la compilación Antología: Un siglo de dramaturgia chilena (2010) de la Comisión Bicentenario. En 2003 viaja a España en donde continúa formándose y dirige distintos proyectos escénicos.
A lo largo del tiempo, Ana Harcha ha ido indagando en las múltiples posibilidades de la escritura teatral y la escena. Ha desarrollado una dramaturgia que dista de lo tradicional y que atiende al cuerpo y a lo performático. Ya en Kínder teníamos un texto compuesto por fragmentos y personajes móviles e indefinidos, además de un texto dispuesto para ser completado según la improvisación. En Hazme el favor de quemar la casa (escrito en 2009), por su parte, nos encontramos con un grupo de actores/personajes que discuten cómo interpretar (o no) un texto teatral anterior a ese, en medio del deseo rabioso de prenderle fuego a este último, a la casa o al país; se trata de un texto cuya palabra propone una representación que se desborda inclusive de la escena. En la exploración que ha emprendido la teatrista, se ha sumergido también en el teatro de calle, el circo, lo interdisciplinar, ha pasado a probar con otros materiales y técnicas (lanas, bordado), de manera que las fronteras entre el teatro y otras artes se han vuelto difusas, y su trabajo se acerca más a la experiencia escénico-artística en un sentido amplio. Así, es parte del Núcleo Arte, Política y Comunidad de la Universidad de Chile, que en 2014 emprendió el proyecto Comisión Ortúzar: acciones en torno al legado de una/la refundación¸ que integra performance, instalación, cuadros de ficción y música. Junto al mismo grupo de investigación, entre 2016 y 2019 formó parte del proyecto Trama Lana, que aborda la memoria en asociación con la experiencia de tejer, de emplear lana, de hacer comunidad y de ocupar el espacio público. Desde 2016, trabajó junto con las compañías Circo Hechizo y Circo Virtual en Especulaciones sobre lo humano (cuyos textos escribe), montaje que combina música, técnicas circenses e ilustración en vivo. En consonancia con su interés sobre las teatralidades locales, lo político y el teatro de calle, publicó el libro Prácticas de teatralidad en Chile (Editorial Universitaria, 2017), que revisa el trabajo de Andrés Pérez
Lugar dónde realiza su trabajo:
Región Metropolitana
Obras
Perro! (1999)
Una mujer y un hombre comienzan a realizar un ejercicio de memoria, con la ayuda de un tercer personaje, el apuntador. A través del fragmento, Perro! aborda las relaciones humanas, la violencia y las dificultades para establecer comunicación.
Kínder (2002)
Coescrita con Francisca Bernardi
Montaje que reúne las voces de un grupo de niños, quienes narran sus propias experiencias vividas en el hogar y la escuela teniendo como fondo la dictadura cívico-militar acontecida en Chile (1973-1990). Es un relato fragmentario de la generación de los hijos de la dictadura, quienes comentan críticamente dinámicas sociales y familiares y la violencia del periodo que permea en el espacio íntimo.
Lulú (2003)
Una mujer (que puede ser Lulú), deja discurrir su voz, organizada en fragmentos como si fueran los tracks de un CD. Ella narra lo que siente y cómo su vida se encuentra atravesada por los mandatos de la sociedad contemporánea: reflexiona sobre el amor, la soledad, sus parejas sexuales, el VIH, sus angustias, la agitada vida en la ciudad.
Atravieso la ciudad montado sobre mi bicicleta porque no aguanto las bromas ni las broncas de mis parientes (2006)
Smoking Point (2007)
Este texto fue seleccionado en la Muestra Nacional de Dramaturgia 2007 para una lectura dramatizada.
Hazme el favor de quemar la casa (2009)
Un grupo de performers van discutiendo sobre la representación de un texto anterior de la autora, Pequeñas operaciones domésticas, en un ejercicio de deconstrucción. Siguiendo una serie de operaciones dentro y fuera de una casa, estos sujetos recuerdan y discuten cómo interpretar ese texto, qué errores cometieron y qué les gustaría hacer con aquellas ideas pasadas; de todo lo propuesto, prenderle fuego al texto, a la casa, a la vida o al país parece ser la opción más atractiva.
Huemulita Pitrufkén (2011)
Performance realizada por la autora en distintos contextos desde el año 2011 con el apoyo de teatristas, músicos y artistas circenses. La performance ha mutado según la ocasión, y a partir de la acción del personaje de la Cierva puta, revisa críticamente las estructuras políticas y sociales que dejó instaladas la dictadura cívico-militar chilena a partir de la Constitución de 1980.
Especulaciones sobre lo humano (2016)
Este montaje, realizado junto con las compañías Circo Hechizo y Circo Virtual, está completamente centrado en la escena, y combina música, técnicas circenses, ilustración en vivo y la palabra (a cargo de Ana Harcha) a partir de la pregunta sobre qué es lo que constituye al ser humano como tal. A través de la acción multidisciplinaria, se va mostrando la misma construcción del montaje.
Comisión Ortúzar: acciones en torno al legado de una/la refundación (2014) junto al Núcleo Arte, Política y Comunidad
A partir de un proceso de investigación de las actas de la Comisión Ortúzar (comisión surgida en la dictadura para redactar la Constitución de 1980), se crea este montaje interdisciplinar que reflexiona sobre las resonancias de la Carta Magna instalada en la dictadura. Desde una perspectiva crítica, la puesta en escena reúne performance, ficción, instalación y música.
Trama Lana (2016-1019) junto al Núcleo Arte, Política y Comunidad
Jardín de invierno: Circus manifiesto (2019) y Comunidad
Performance fruto de un laboratorio y residencia artística dirigidos por Alain Veilleux. El montaje fue realizado por distintos artistas del país para abordar el concepto de Antropoceno y la relación entre cuerpo y territorio. Se trata de un trabajo con artistas circenses en donde el énfasis, lejos del texto, está en lo físico, sonoro y espacial. La instalación fue realizada en el Jardín del Museo de Arte Contemporáneo de Santiago.