Una plaga de termitas en una casona deja a la vista el deterioro de las relaciones familiares. Paralelamente, dos guardias cuidan un misterioso galpón. Vínculos de dependencia, deseos de libertad, obediencia ciega y secretos en que lo maligno espera ser develado.
“Están ahí, entre las tablas del suelo, debajo de las baldosas
Un nido inmenso en la tierra, una civilización atenta a nuestras migas […]
Cuando enciendo la luz de la cocina sé que se ocultan
Hace un momento estuvieron ahí
Escucho sus patitas desplazándose en la noche […]
Miles de hormigas excitadas circulando en todas direcciones […]
Como un coro de pequeñas asesinas
Ahí radica su fuerza, en la suma de sus partes
Inocentes en singular, criminales en plural…”.