Tres pacientes psiquiátricos internados en un viejo hospital conversan sobre sus vidas, mientras intentan hacer una obra de teatro. En esta pieza dramática, Andrea Pereda retrata un mundo de exclusión y violencia en un territorio aislado.
“Dicen que es una de las mejores regiones del país, pero eso no se vive dentro del hospital psiquiátrico, el de las ventanas enrejadas que cortan la imagen del estrecho de Magallanes en fragmentos, el que se vuelve cárcel de pastillas, de llantos, de gritos, de solos y de solas, de psicosis […] se olvidan de los que no le importan a nadie, de los que sobran en sus casas, de los que molestan, de los que nadie entiende, de los que mueren calcinados por raros, solos y abandonados…”.